El arte relojero del “Valle del reloj” franco-suizo hace ahora parte del patrimonio culturar inmaterial de la humanidad de la Unesco junto con el Cuscús del norte de África y la cultura del sauna en Finlandia entre otros.
La Unesco introdujo el miércoles pasado al arte relojero, una profesión que enorgullece a Suiza y a la ciudad de Besanzón en Francia, en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Esta integración es un reconocimiento del arte que une la ciencia, el trabajo artesanal y la técnica en el “valle del reloj” que cubre toda la frontera franco-suiza que va desde Ginebra hasta Escafusa pasando por Biena y Besanzón para llegar hasta el pueblo de Sainte-Croix en las montañas del Jura.
En esta región franco-suiza, una gran número de artesanos, empresas, institutos, museos y asociaciones valorizan y transmiten as técnicas manuales tradicionales e innovadoras al mismo tiempo.
La candidatura que fue enviada en marzo de 2019 estuvo bajo la responsabilidad de Suiza en colaboración con Francia y fue considerada como ejemplar por la Unesco debido a la evidencia de un patrimonio cultural en espacio transfronterizo. Todo este arte engloba la fabricación de robots y cajas de música muy cercanos a los oficios de la relojería.
Un amplio arsenal de profesiones
En Suiza, el sector emplea unas 57.500 personas. La fabricación de relojes necesita de un amplio arsenal de profesiones, incluyendo tanto esmaltadores como microtécnicos, pulidores o engastadores. Estos oficios acompañan a los relojeros, quienes están a cargo de montar todas las piezas, poner las agujas y el tablero, encajarlos y proceder con los últimos ajustes.
En Suiza, la relojería se implantó a mediados del siglo XVI en Ginebra, donde se habían refugiado numerosos protestantes franceses e italianos. En 1541, el reformista protestante francés Jean Calvin prohibió el porte de objetos ornamentales, obligando a los orfebres y joyeros de buscar otra actividad y es en el arte relojero donde encontraron solución a sus problemas.
El “primer relojero” que aparece en la región en 1554 es el francés Thomas Bayard. Hoy, la relojería es el tercer sector de exportaciones en Suiza. En el 2019, las exportaciones de relojes suizos alcanzan los 21,7 mil millones de francos suizos (20,1 mil millones de euros).
De hecho, desde la fundación de nuestra relojería en 1947 en Bogotá hemos rendido homenaje a la relojería suiza, además de portar el nombre “Relojería Ginebra“, ofreciendo las mejores marcas y el mejor servicio a nuestros fieles clientes provenientes de todos los rincones de Colombia.